LA CREACIÓN DEL MUNDO
Sobre la Creación del Mundo y del Universo existen innúmeras teorías, religiosas, mitológicas, científicas y pseudocientíficas. Todas teorías abstractas, es bueno aclarar, nada ha sido completamente demostrado y tampoco existen testigos. Las principales teorías conocidas son la Creacionista; la Evolucionista; del Big-Bang; de la Tierra Hueca y del Hielo Eterno, o Teoría del “Wel”.
Teoría Creacionista. La Biblia dice en el Génesis: “En el comienzo Dios creó el Cielo y la Tierra. La Tierra no tenía forma, todo era un mar profundo cubierto de tinieblas y el espíritu de Dios se movía sobre las aguas”. Entonces Dios dijo: ¡Que haya luz! Y hubo luz. “Que sirva para alumbrar la tierra, para separar el día de la noche y también para señalar los días, los años y las fechas especiales” (?), hizo una luz grande para alumbrar el día, una pequeña para alumbrar la noche y las estrellas en la bóveda celeste. Hizo las plantas, los seres marinos y las aves. En el sexto día creó los animales terrestres y al hombre: “Hagamos el hombre a nuestra imagen y semejanza”, dijo.
Al escribir esto, Moisés debe haberse inspirado en la mitología egipcia que dice: “Al comienzo no existía nada, todo era un caos hasta surgir Amón Ra, viajando sobre las aguas y formar una isla de la tierra seca”. Lo mismo, en otros términos, está escrito en las mitologías de la India, China, Japón y de los indios americanos. En leyendas de los indios brasileños está descrito así: “En un comienzo no existía nada y las tinieblas cubrían todo”. En la mitología nórdica estaba de la siguiente forma: “Al inicio, antes del despertar de los dioses, había apenas un gran precipicio llamado Ginnungagap”. Según la mitología griega; “Había un dios llamado Caos, que creó la linda diosa Tierra para librarse de la soledad”.
Últimamente, en los Estados Unidos, se está enseñando la Teoría de la Creación inteligente en algunas universidades, llamada de “Creacionismo Científico” (?), despreciando la Teoría de la Evolución de Charles Darwin, argumentando que Dios creó al hombre en su forma perfecta directamente del barro, como está en la Biblia, tesis fantástica que algunos cristianos de mente más esclarecida, inclusive, no aceptan.
Teoría de la Evolución. Según Charles Darwin, el Universo y todos los elementos naturales siempre han existido y están en constante evolución. Estrellas, galaxias y seres vivos nacen, mueren y vuelven a renacer en otro estado más avanzado. El trabajo más conocido de ese naturalista y también el más contestado por la iglesia, es la obra “El Origen de las Especies” publicada en 1859, donde describe que todos los animales (el hombre entre ellos) tienen ancestrales comunes. Los ancestrales del hombre serían los grandes primates como chimpancés y gorilas, evolucionando para seres primitivos: australopiteco, homo-erectos, Homo-neandertal, Homo-sapiens, etc., descubiertos solamente en el siglo XX.
La evolución de los cuerpos estelares del Universo viene siendo demostrada a cada año por los astrónomos, con telescopios cada vez más sofisticados y potentes. Se ha descubierto la existencia de estrellas enanas, grandes rojas, de neutrones y otras, en permanente transformación.
Teoría del Big-bang. Es la teoría más aceptada en el momento, sin embargo no es unanimidad, faltan pruebas científicas. Siguiendo la teoría de la relatividad de Einstein, algunos científicos creían que el Universo era una enorme bola de hidrógeno que explotó en un instante determinado (”big-bang”), hace 12 billones de años. De ahí surgieron las galaxias y los planetas. Teorías más recientes determinaron que el Universo surgió de la explosión, o expansión súbita, de una partícula única, infinitamente menor que un átomo, que poseía todos los elementos y energías de la naturaleza. En fracciones de segundo todo comenzó a expandirse aceleradamente, formando los protones, neutrones, átomos, moléculas, las estrellas y las galaxias. La vida surgió en la Tierra y posiblemente en otras galaxias, millones de años después del Big-bang. El Universo continúa expandiéndose indefinidamente. Algunos teóricos sustentan la versión de un colapso en esta expansión, denominado de “Big-Crunch”, cuando comenzarían a desaparecer las galaxias, estrellas, moléculas, átomos, neutrones, protones, en la misma velocidad que el Big-bang inicial (o tal vez mayor), para recomenzar un nuevo ciclo de la creación. Esta última idea existe en un poema hindú del Mahabharata, que dice: “Del ombligo de Visnú, que descansaba en el océano primordial, sale el dios Brahma para crear nuevamente el mundo que Shiva destruye en una noche. Brahma vuelve a crear todo por un nuevo período y el dios Shiva lo destruye nuevamente. Y así sucesivamente por 100 años (períodos de los dioses) cuando Brahma y los dioses finalmente desaparecen y el Universo vuelve a su estado original”.
Durante la época del nazismo del III Reich, habían dos teorías: La Tierra Hueca y El Hielo Eterno, destinadas a suplantar las teorías creacionista, evolucionista y del Big-Bang, consideradas por Hitler parte de la conspiración judío-liberal, que había destruido y ocultado la “verdad” sobre las grandes civilizaciones del pasado.
La Tierra Hueca, fue una doctrina creada en 1818 por el capitán estadounidense J. Symnes, que afirmaba lo siguiente: “en el mundo todo es hueco, plantas, huesos, cabellos, etc. Por lo tanto los planetas también son huecos”. Decía que la Tierra tiene cinco esferas, una dentro de la otra, con aberturas en los polos para desplazarse sus habitantes. En 1870 otro americano, Cyrus R. Teed, proclama solemnemente: “Habitamos en el interior del planeta Tierra”, comenzando a divulgar su teoría a través de un diario impreso llamado “La Espada de Fuego”.
Antiguas leyendas de la mitología sumeria, egipcia, griega y otras, dicen que existen mundos subterráneos donde habitan los muertos y los espíritus. Los hebreos hablaban de un mundo donde están los malos espíritus. En el Apocalipsis de Juan también se menciona que la Bestia será encerrada por mil años en el abismo profundo.
En 1914 un joven aviador alemán preso en Francia, R. Bender, descubre ejemplares antiguos de la Espada de Fuego y folletos alusivos a la Tierra Hueca. Volviendo a Alemania organiza el movimiento doctrinario: “Hohl welt lehre” (Tierra Hueca), donde cuenta con el apoyo entusiasmado de varios oficiales de la Marina y fuerza aérea alemana. Según Bender, la Tierra es una inmensa cavidad esférica y vivimos dentro de ella presos por la fuerza de la radiación solar. Debajo de nuestro suelo existen rocas hasta el infinito. La atmósfera tiene 60 km, después se encuentra el vacío donde hay 3 cuerpos celestes: el sol, la luna y el ”universo fantasma” (una nube de gas azulado) adonde brillan algunos granos de luz llamados “estrellas”. Cuando la nube del universo pasa sobre el sol se produce la noche, al cubrir la luna se producen los eclipses. Para los teóricos del Hohl welt lehre, la humanidad es la única inteligencia existente en el Universo, reducido a las dimensiones de la Tierra encerrada en su esfera de rocas. Esta teoría fue descartada por los nazistas y el profeta Bender, finalmente, fue enviado a un campo de concentración donde murió olvidado.
El tema de la tierra hueca siempre intrigó a la humanidad y volvió a surgir en 1947 cuando el aviador norteamericano, Richard Byrd, sobrevoló el Polo Norte y retornó contando haber encontrado, después de la masa de hielo, una tierra maravillosa, con verdes prados, montañas, ríos y lagos y un “extraño animal parecido con un mamut”. Reportajes de la época sugerían que Byrd había sobrevolado el interior del planeta. Hay ufólogos que afirman que en el interior de la Tierra existe una civilización superior y las bases aéreas de los platillos voladores (ovnis).
Teoría del Hielo Eterno. La Doctrina del “Wel”, el Hielo Eterno, creada por Hans Horbiger, dominaba las ciencias en la época de la ascensión del nazismo al poder. A través de un movimiento político-mesiánico, Horbiger intentó implantar a la fuerza la nueva doctrina, con el apoyo de las juventudes hitleristas que amenazaban a los astrónomos, matemáticos, ingenieros y directores de institutos científicos, para adherir a la Doctrina del Wel. Científicos renombrados como Einstein y otros, acusados de ser parte de la conspiración judía, fueron obligados a exilarse en los Estados Unidos por los nuevos profetas de la ciencia.
Horbiger, nacido en Austria en 1860, era un pseudocientífico de barba blanca y aspecto de un profeta alucinado. En su época de joven ingeniero de máquinas a vapor, inventó un dispositivo mecánico que le rindió una pequeña fortuna. La pasión de su trabajo, observando los estados físicos del agua (líquido, hielo y vapor), lo inspiró para aplicar sus conocimientos a la astronomía. Esa inspiración le vino en su juventud: ”Tuve la revelación” decía, “cuando vi un reguero de acero fundido sobre la tierra cubierta de nieve, la tierra explotó con un cierto atraso y gran violencia con nubes de vapor, ahí comprendí todo”.
Según Horbiger, había en el cielo un sol de alta temperatura, millones de veces más ardiente que nuestro sol, que colidió con un planeta gigantesco de hielo. Esa masa de hielo penetró profundamente en el súper-sol. Durante millones de años nada aconteció, después el vapor de agua produjo una enorme explosión. Algunos fragmentos fueron lanzados lejos y se perdieron en el vacío, otros quedaron en una región intermediaria: son los planetas del sistema solar, alrededor de 30 que fueron cubiertos por el hielo, solo la Tierra no fue cubierta completamente, ahí se mantiene la eterna lucha del hielo con el fuego. En un lugar distante del espacio se formó un enorme anillo de hielo (es lo que los astrónomos llaman de “vía láctea”), algunos soles distantes brillan a través de este anillo. Existen dos fuerzas cósmicas: la repulsión de la explosión inicial que aparta los planetas y la gravitación que los atrae. La fuerza explosiva va disminuyendo con el tiempo y la gravitación es constante. De este modo fatalmente llegará un día en que los planetas serán atraídos por los de mayor masa y todo el sistema caerá nuevamente sobre el sol en forma de hielo, iniciándose un nuevo ciclo de formación del Universo.
Las cuatro eras terrestres. En ese intervalo de vida la Tierra habría capturado cuatro satélites, por lo tanto existen cuatro eras geológicas (estamos en el cuaternario). Antes de caer sobre la tierra las lunas explotaron y girando vertiginosamente, se transformaron en anillos de hielo, roca y gas, fosilizando todo lo que había en su camino en la corteza terrestre. Con el recorrer del tiempo surgieron y desaparecieron diversas especies vegetales y animales, de las cuales no sobraron vestigios.
Durante el período Primario, con la aproximación de la luna, la gravitación fue alterada, permitiendo el surgimiento de grandes especies vegetales e insectos gigantescos. En el Secundario aparecen los grandes dinosaurios (con la liberación de su peso por la baja gravitación algunos consiguen volar). En el final del secundario, probablemente, surgieron los mamíferos gigantes y los primeros hombres (los gigantes mitológicos). Son ellos los que forman las primeras civilizaciones humanas, imitando la naturaleza de los insectos sociales, como abejas y hormigas termitas, reducidas violentamente de tamaño por las alteraciones geológicas. En el período Terciario aparece el hombre común (nuestro antepasado), menor y menos inteligentes que los gigantes. Algunos gigantes, sobrevivientes del período secundario, son los “civilizadores” enseñándole la agricultura, la metalurgia, las artes, la ciencia y la religión. Estos fueron los primeros reyes de la mitología. Cuando la luna del Terciario se aproxima de la Tierra, en espiral, los mares se elevan, los hombre suben a las cumbres más altas junto con sus reyes gigantes fundando las grandes civilizaciones marítimas. Existen vestigios de cinco grande civilizaciones marítimas en: los Andes bolivianos (Tiahuanaco); Oceanía (Nueva Guinea); México (Yucatán); África (Abisinia) e Himalaya (Tíbet).
Hace 12 mil años la Tierra capturó el 4º satélite, nuestra luna actual. El planeta tomó su forma hinchada en los trópicos y achatada en los polos. Las aguas de los mares retrocedieron hacia el ecuador terrestre y en los polos se formaron costras de hielo. Una última civilización fundada por los reyes gigantes en el Atlántico Norte es tragada por las aguas en una noche, la legendaria Atlántida de Platón. Es el Diluvio de las antiguas tradiciones. En ese período de luna alta (actual), los gigantes todavía sobrevivientes se degeneran aplastados por el peso del cielo sobre sus hombros. Aquellos que fueron reyes, o dioses, se transforman en monstruos que precisan ser exterminados, son los ogros de las leyendas, es el fin de los dioses gigantes. Nuestra luna actual, tan bella y romántica, también acabará precipitándose sobre la Tierra. De esta vez la catástrofe será total, porque nuestro satélite es bien mayor que los anteriores.
En el comienzo de esta crónica, dije que ninguna de las teorías pesquisadas ha sido completamente demostrada, todas son especulativas, con excelentes raciocinios en busca de la verdad. Algunas, como las religiosas, usan el fundamento de la fe pura y absoluta para demostrar ser verdadero el mito de la creación. Otras, como las pseudocientíficas, usan una combinación de fe, magia y ciencia como argumento. Las teorías científicas son las que más se aproximan de la verdad, juntando: evolución y big-bang, pero son billones de años de diferencia con el acontecimiento de la creación para demostrar el acierto de sus tesis. Hasta ahora nadie se ha preocupado de analizar ¿qué es lo que había antes de la creación? Leyendas mitológicas dicen que había un “caos”, la religión dice que existía “Dios”, los científicos dicen que había una partícula única, minúscula, próxima del “nada” absoluto. En todas las versiones se deduce que “algo” existía.
Mi opinión sobre la creación del mundo es bien simple: el Universo es eterno e infinito en permanente transformación, siendo creado y recreado hasta la eternidad, espíritus y seres vivos son parte de esa creación. Nosotros, los seres humanos, también poseemos una parte eterna en constante renovación que es el espíritu, o alma inmortal, que recibe nuestro cuerpo con sus virtudes y defectos como envoltorio material, para desenvolver “experiencias de vida”, completándose a un gran espíritu universal que seria Dios.
ClaudioAracenaRamírez
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